Quiero un perro: el niño que pide un perro a sus padres

Llega un momento en la vida de un niño en que comunica a sus padres una frase que muchos padres temen: «quiero un perro».

Los padres entonces entran en una espiral de preguntas y dudas:

  • ¿Tendremos tiempo como familia para él?
  • ¿Tendremos tiempo para dedicarle a educarle, sobre todo, al principio?
  • ¿Tenemos los conocimientos suficientes para llevar a cabo esta tarea?
  • ¿Tenemos la economía suficiente para veterinarios, comida, accesorios, etc.?
  • ¿Sabemos dónde dejarlo en caso de que tengamos que viajar o el perro viajará también con nosotros?

Los perros y niños suelen acoplarse y entenderse muy bien, lo que los hace excelentes compañeros de vida.

Tanto, que pueden llegar a vincularse de forma muy especial e íntima convirtiéndose en compañeros de juegos, travesuras y, además, pueden ayudar al niño en su desarrollo cognitivo.

Sin embargo, ambos tienen sus necesidades particulares que deben ser satisfechas.

Por lo que es importante tener claro ese aspecto para poder elegir la mascota más adecuada en ese momento en que los niños manifiestan su interés en querer uno, no solo para elegir al perro adecuado, sino la responsabilidad que significa. 

Quiero un perro: qué tener en cuenta

Como decía anteriormente, se deben tener en cuenta aspectos muy importantes antes de dar el paso:

  • Tiempo para el perro: el perro va a ser responsabilidad de toda la familia. Nunca va a recaer en una sola persona, porque como miembro, será uno más y formará parte de ese núcleo, por tanto, es importante que haya consenso en el tiempo que va a disponer cada miembro para hacerse cargo del perro. Si no hay tiempo para dedicarle a educarle, a alimentarle, a pasearle… más vale descartar la idea de la adopción.
  • Conocimientos sobre la crianza de un perro: criar a un perro significa alimentarlo (saber cómo), educarlo, socializarlo, llevarlo al veterinario cuando toque o cuando lo necesite, etc.
  • Echar cuentas: sobre todo, al principio, hay que hacer un gasto importante en veterinario, accesorios para el perro, alimentación (cuanto más pequeño sea el perro, más ahorraremos en comida), gastos imprevistos, etc.
  • Estilo de vida: es importante adoptar a un perro que sea adapte a nuestro estilo de vida. Si somos más bien sedentarios, nos decantaremos por perros de energía baja, mientras que si somos muy activos, nos decantaremos por perros de energía alta. Si solemos viajar y queremos hacerlo con él, es mejor adoptar un perro pequeño, ya que hay menos restricciones (que no pase de 8 o 10 kilos).
  • Etc.
quiero un perro

Beneficios de crecer con un perro

Tener a un perro como nuevo miembro de la familia con niños implica obtener una responsabilidad muy grande, pero los beneficios que le ofrecen a los niños, también.

Algunos de ellos son:

Valores y empatía 

Los niños aprenderán a tener empatía con la mascota y viceversa.

Y a partir de eso, se irán desarrollando valores como el amor mutuo y la responsabilidad.

Todo esto gracias a la necesidad que hay de cumplir con cada una de sus necesidades básicas.

Pero también por respeto y compasión hacia un ser vivo como lo es el perro. 

Menos presencia de asma y alergias

Los niños que crecen en compañía de perros y otras mascotas desde que nacen, desarrollan un sistema inmune más fuerte frente a agentes externo.

Caso contrario en cuanto a los niños que no tienen contacto con algún perro.

Esa exposición a las mascotas hace que tengan menos tendencia a padecer de diversas alergias y asma.

Vida menos sedentaria

Gracias a la necesidad del perro de salir a caminar y ejercitarse todos los días para caminar y jugar, la familia se ve en el compromiso de salir a llevarlo.

Esto din duda es ejercicio y actividad física que también beneficia a los niños, lo que permite controlar el peso y mejorar la circulación.

Y, por supuesto, a tener una vida mucho más activa. 

Seguridad plena

Los perros si son tratados bien y con cariño retribuirán el acto de la misma manera.

Por lo tanto, si hay presencia de algún perro en un hogar que tenga niños, estos se sentirán cuidados y muy queridos por ellos.

Además, los niños desarrollarán empatía y apego por el perro, lo que ayudará a mantenerse en calma, seguros y se sentirán capaces de afrontar situaciones de manera positiva y con plena seguridad. 

Menos ansiedad por separación

Como consecuencia del punto anterior de la seguridad, el perro ayudará con su apoyo a que el niño se mantenga calmado y pueda controlar la ansiedad cuando sus padres deban salir de casa.

Así que el perro, quién es percibido como un miembro de la familia, será un apoyo incondicional, brindando esa seguridad positiva en la vida del niño.

Mayor autoestima, socialización y relaciones

La presencia de una mascota en casa permite que el niño mejore considerablemente en su autoestima, debido a que los ayudan a ser más sociables.

Esto, sin duda, reforzará positivamente su autoestima, reduciendo la tristeza que es provocada en muchas personas por la soledad, pocos amigos, entre otros. 

Las relaciones con los perros son diferentes a las de las personas, ya que estos logran un entendimiento mucho más profundo cuando se vinculan con los más pequeños de la casa.

Incluso potencian su desarrollo emocional, afirmando las bases para que tengan una alta autoestima.

Que los niños mantengan una relación positiva con los perros ayuda a potenciar las características personales que les permiten desarrollar una socialización adecuada, la cual después pueden poner en práctica en su vida cotidiana con las demás personas que los rodean.

La presencia de las mascotas ayuda a desarrollar la empatía, creando buenos vínculos afectivos.

Menos manifestaciones de agresividad

El perro puede ayudar a niños hiperactivos a canalizar y drenar esas energías que podrían derivar en agresividad.

Para ello es necesaria una correcta formación y educación por parte de los padres, siendo la mascota un apoyo y estímulo que absorberá el excedente de energías gracias a las atenciones que requiere.

Al jugar con los perritos se creará un ambiente propicio para la calma, relajación mental y corporal, con el añadido de que se tendrán experiencias únicas y nuevos aprendizajes en el proceso de desarrollo del niño.

Todo esto también ayuda mucho a potenciar su curiosidad e imaginación.

Más alegría para todos 

La presencia de una mascota como un perro en el hogar ayudará a promover la felicidad.

Esto sin duda permite que se evite la depresión que puede llegar a tener el niño o alguna tristeza. 

Gracias a la alegría y entusiasmo que manifiestan los perros ante la presencia de su familia y los niños en especial, pueden ayudar a transmitir este estado de ánimo positivo a las personas, especialmente a los más pequeños del hogar que son más receptivos en ese aspecto. 

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Menos estrés y ansiedad

Gracias al tiempo compartido en juegos y actividades recreativas con los perros, los niños son capaces de drenar y estabilizar sus energías.

Con ellos pueden llegar a liberar el estrés y ansiedad, evitando los cuadros de depresión.

La compañía de un perro ayuda a mantener a los niños ocupados y enfocados lo que, sin duda, evita la presencia de ansiedad o de estrés. 

Según un estudio publicado en la revista Social Development, se vieron resultados respecto la relación de la presencia de perros en familias con niños que redujeron sus niveles de estrés causado por situaciones de tensión social. 

De un total de 101 niños de entre 7 a 12 años que fueron observados en las pruebas, se determinó que, cuando estaban solos, los niveles de estrés aumentaban.

Por la otra parte, los que tenían la compañía de mascotas mostraron una reducción considerable del estrés, llegando a afirmar que con los perros se sentían con más confianza y seguros.

Responsabilidades con un perro y los niños

El adquirir responsabilidades con el perro debido a las tareas diarias que hay que cumplir para cubrir sus necesidades (como salir a su paseo, cepillarle el pelo, ocuparse de colocarle la comida y el agua), hará que el niño desarrolle un sentido de responsabilidad en su vida personal como un todo.

Lo ayudará a cumplir correcta y puntualmente estas actividades y también permitirá que el perro conozca al niño como parte fundamental de su vida, lo respete y le haga caso.

Hay que tener en cuenta que la diferencia de edades en los niños y perros hacen que su interacción vaya evolucionando con el tiempo: no es lo mismo el comportamiento de un niño de entre 1 hasta 5 años de edad que uno que tenga 10.

Esto se debe a que el niño va desarrollando diversas habilidades en diferentes etapas de su vida.

Por ello, es necesario ir supervisando como adulto, el desarrollo de la relación del niño con el perro y así ir asignando tareas de acuerdo a las habilidades que pueda tener en cierto momento, de manera que sea capaz de cumplirlas entendiendo la importancia de su participación en la para la vida del perro y su relación con él.

Este punto es clave porque, si no educamos a los niños, independientemente de la edad, a interactuar con su perro, se pueden producir mordeduras totalmente evitables.

¿Cómo debe ser el perro ideal para un niño?

Los perros más adecuados para compartir con los niños deben tener ciertas características muy particulares.

Hay siempre un perro ideal para cada niño.

Estas características deben ser muy tenidas en cuenta por los padres antes de adoptar a un perro. 

Algunas de ellas son:

  • Ser de una raza que sea tranquila y equilibrada, debido a que los niños tienden a ser bastante alegres y les gusta mucho saltar y correr. Por lo que tener un perro que pueda y sepa mantener la calma es esencial. De esa manera no se alterará por el ajetreo que pueda estar sucediendo dentro de casa. De igual manera debe ser capaz de comprender que no siempre será el centro de atención y con esto se evita que se desespere.
  • Tener alta tolerancia es otro aspecto indispensable que se espera del perro cuando convive con niños. No debe asustarse fácilmente ni mostrar signos de agresividad con la interacción. Esto es muy importante para la protección de los niños, para que no sean heridos de ninguna manera por la reacción del perro. En muchas ocasiones el perro se verá sobrepasado con tanta estimulación tanto de parte de la familia como de los niños que vivan en casa, así que este es un aspecto a tener en consideración para que no se asuste o agreda a quienes lo rodean.
  • Con niños en casa, los itinerarios de la familia suelen estar más ocupados y organizados de manera que se cumplan estrictamente para poder sincronizar las actividades de cada uno. Sin embargo, nunca se debe dejar de lado las necesidades y actividades de los perros. Quizás resulte más complicado hacer los paseos y llevarlo a que se ejercite de manera adecuada, así que ¿por qué no llevarlo de paseo mientras los niños están en la escuela o cuando están realizando actividades extracurriculares? Las razas como huskies o dálmatas deben evitarse ya que suelen consumir mucho tiempo para ejercitar y son mucho más activos.
  • Deben ser seleccionadas razas cuyo cuidado de salud no requieran tanta atención, como por ejemplo aquellas que no tengan tanto pelaje para no tener que dedicar tanto tiempo a su cepillado. 

Consejos para la seguridad del niño y del perro

Para garantizar la mayor seguridad tanto para el perro como para los niños con quienes convivirán se deben seguir algunas recomendaciones y sugerencias.

Estos consejos ayudarán a disminuir los riesgos de accidentes entre perros y niños y mejorarán la relación entre ambos. 

  • Hacer la presentación despacio: Los padres deben poco a poco presentarlos mutuamente, que se conozcan y se acerquen. De esta forma el niño irá aprendiendo cómo acercarse y tratar al nuevo compañero del hogar y a reconocer las diferencias que hay con las personas. De manera recíproca el perro pasará por un procedimiento similar. 

Hay que hablar con los niños y explicarles que deben dejar que sea el perro que tome la iniciativa de acercarse y no al contrario, y mucho menos acercarse a ellos corriendo. También hay que enseñarles cómo acariciar al perro.

  • Comportamiento del perro: Hay que estar pendiente del comportamiento del perro. Si muestra señales de estrés o alteración, hay que extremar las precauciones y explicarle al niño cómo se siente el perro y cómo tratarlo.
  • Constante observación/supervisión: Aunque el perro haya sido muy bien adiestrado y su comportamiento sea ejemplar hasta el momento, nunca hay bajar la guardia, es decir, que los padres deben siempre prestar atención al comportamiento del perro, sobre todo, cuando hay un grupo numeroso de niños junto a él. Un adulto siempre debe estar supervisando la interacción entre todos.
  • Juegos tranquilos y seguros: Fomentar los juegos tranquilos entre niños y perros, como el buscar algún objeto para que lo traiga ayudará a mejorar la relación entre ambos. Sin embargo, juegos como persecución pueden llevar a que el perro derribe al niño haciéndole daño sin querer y es importante evitar que eso suceda.

Perros y niños, respeto mutuo y amor incondicional 

El niño es una persona en formación que aprende muy rápido las normativas y reglas de vida cuando tiene un perro que lo acompañe en su vida, lo que o llevará muy pronto a que respete los momentos y espacios que necesita su mascota.

Gracias a ello puede desarrollar calma y tranquilidad en sus acciones y comportamientos. 

Sin embargo, es importante que los padres u otras personas con los que conviva el niño les expliquen con paciencia las consecuencias que pueden tener sus acciones.

Es muy importante que entiendan que el perrito con el que comparte parte de su vida no es un juguete y que tiene sus sentimientos.

Es un ser vivo y tiene sus propias necesidades.

También es importante que se les explique que la forma en la que convive y se relaciona con el perro, no es igual a las que se aceptan entre los humanos, siendo necesario que aprenda a diferenciarlas y respetar los límites con su mascota. 

A pesar de todo, que el niño tenga su propia mascota será un momento maravilloso, perfecto y, sin duda, tendrá el mejor amigo de todos por muchos años.

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